Honestamente

Esto no es muy popular. La coyuntura da mucho de qué hablar.

Baldetti solo refleja nuestras contradicciones, individuales y sociales. Un deseo de querer hacer, y hacer exactamente lo contrario. Si se expusieran las cosas en que cada uno se contradice, las diferencias se estrecharían hasta lo similar, lo idéntico, tal vez somos la misma cosa. Si solo somos capaces de mirar las injusticias en otros, no estamos viendo completamente. Si nuestras alegrías consisten únicamente en hacer justicia y no vivir en justicia, entonces solo tenemos la mitad. Y esa mitad nos hará volver a lo mismo, invirtiendo papales; el que pedía justicia, un día se le estará pidiendo justicia, y de la misma manera será avergonzado. Necesitamos manifestar nuestras propias injusticias. Hacerlas visibles. No arrojar la piedra sin el corazón herido por el coraje de una lucha contra si mismo, por la libertad de uno mismo. Cuando el maestro dijo «el que esté libre de pecado arroje la primera piedra», conociendo las contradicciones del ser humano, estaba invitando a tener un celo por la justicia que no excluía al portador, que de hecho comienza exigiendo justicia a quien ha de pedir justicia.

Hoy parece que hay una separación enorme entre la ética y moral de Baldetti y la del pueblo guatemalteco. Pero no sé cuantos guatemaltecos y guatemaltecas quedaríamos intachables, puros, justos, de haber estado en las responsabilidades y privilegios de un puesto de gobierno de ese nivel. Honestamente…

Yo también quiero que se haga justicia. Yo también estoy consciente del daño que este gobierno ha hecho al pueblo. Yo también he salido a pedir justicia en las manifestaciones recientes. Yo también estoy harto de la corrupción. A mi también me duele Guatemala.

Yo también he causado dolor. Yo también he evadido responsabilidades, como mi rol de estudiante universitario ante el pueblo, algo sencillo podrían decir, pero igual, yo también me he hecho el sordo mudo, habiendo escuchado y pudiendo decir. He sido cómplice. A mi también sólo me han importado mis intereses personales. A mi también me absorbió el sistema corrupto ese día en que merecía una multa, ese día del examen, ese semáforo en rojo, esas excusas de llegar tarde. Ese negocio en el que me salí con los aires de chispudo baboseando a los ignorantes… A mi también me no me importan las reglas. Quiero que respeten la constitución pero vivo en anarquía. Yo también quiero igualdad pero en ocasiones me descubro disfrutando mi superioridad ante otros.

También hay que aprender a verse la viga en los ojos, y yendo más allá, aprender a ver y actuar sin la viga. Tal vez cuando todos y todas podamos hacer esto, de manera individual, cuando seamos capaces de ser fiscalizados, juzgados por nosotros mismos, en un nivel de utopía, seremos una nación justa. Pero honestamente, esto es muy difícil, entonces finjamos ser nación.

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