De las despedidas

Alguien me dijo que cuando decir adiós resulta difícil, seguramente es porque estamos rodeados de personas con las que disfrutamos mucho compartir.

Eso me hizo pensar mas detenidamente en el momento que estaba viviendo desde apenas unas semanas, y mirar con mas atención a la gente al rededor.

Me di cuenta entonces que las despedidas pueden ser una forma muy particular de sentir la cercanía, de preguntarse como y por qué estamos cerca. ¿Es casual? Solo coincidimos y ya, o nos buscamos, y si nos buscamos, ¿por qué? ¿por qué con algunos no nos buscamos pero cuando coincidimos disfrutamos? ¿Qué nos une exactamente?

Además uno generalmente no se pregunta cosas como ¿hasta cuando voy a volver a ver a este amigo/amiga? ¿A esta comunidad? ¿cuanto vamos a cambiar con la distancia? ¿Vamos a encontrar nuestra amistad en el mismo sitio? ¿Cuál es este sitio exactamente? Esto no sale solo así, supongo que es más fácil con una despedida a la vuelta de la esquina.

Las palabras, los gestos, la forma en que se comparte, todo resalta mas cuando uno se está despidiendo, como si el corto tiempo que uno sabe que queda para despedirse concentrara también las cualidades que identifican quien es ese amigo o amiga. El humor, lo profundo, lo banal, lo espiritual, lo cálido, las risas, las luchas…

En realidad esta es mi primera experiencia diciendo adiós así, donde yo soy el que me voy. Tratando de identificar como lo viví creo que puedo ver tres formas distintas:

Sereno y consciente

¿Les ha pasado que están viviendo un momento muy importante, lo pueden reconocer así, pero sienten que no están sintiendo lo suficiente como para vivirlo a plenitud? Así como que quieren llorar para sentir que lo están viviendo como se debe. Supongo que quienes hemos sido un poco emocionales en momentos que sabemos que son importantes, nos ha de pasar si no lo estamos siendo cuando normalmente lo seríamos.

Me pasó en momentos muy importantes como la despedida de los chicos de Cántico Nuevo, de la Iglesia Nueva Vida, también en el concierto con muchos de mis amigos y, en Educando para la Vida. Tres grupos por demás especiales para mi. La verdad es que llegué a preguntarme si todo estaba bien conmigo, si no estaba siendo muy insensible, ¿me explico? ¿es ha pasado? Dudé porque a veces lucho con muchas cosas y me da temor que mis luchas me estén quitando la oportunidad de vivir a plenitud los momentos.

Al mirarlo desde aquí, en realidad fue serenidad, y la serenidad también es importante, como llorar lo es, que de hecho la serenidad me permitió ser más consciente en medio de todo, fue así que guardé varias palabras, oraciones y gestos de cariño y generosidad.

Ese nudo en la garganta

Pero también me pasó así un par de veces, especialmente con quienes más estuve en las ultimas semanas; que estás hablando con alguien, escuchando o diciendo algo, o recién después de dar un abrazo, y que te invade la nostalgia, o tristeza, o realidad y que te quiere rebalsar por los ojos en un momento inesperado, como un viento, y solo te volteas o intentas hacer como si nada. ¿Es a eso que llamamos nudo en la garganta?

La lloradita

Me gustó mucho esa canción de Santi, «Yo sigo aquí», me la pasaron justo cuando estaba escribiendo esto y me ayudó con esta imagen: -estás haciendo un café con olor a tierra, y de pronto, que te echas la lloradita-. Este también fue un tipo de despedida, estás desayunando y caes en la cuenta que es el último día que vas a tener esa rutina, que vas a molestar a alguien que siempre molestas, o que vas subiendo las gradas y sabes que es la última vez que vas a cantar con los niños. O vas en el carro mirando en la ventana y sabes que no vas a volver a este pueblo, a esta casa, a este país, por un buen tiempo.

O pues, cuando no tenes certeza de lo que vas a encontrar del otro lado, y aquí estas dejando todo el suelo que ya podes reconocer. O cuando no sabes que pasará después, después de un año, si vas a volver, y si si, como le vas a hacer, o si vas a poder cambiar un poco la realidad que sentís que por momentos no te deja vivir con plenitud.

Muchas de esas lloraditas fueron también por despedirse de lo conocido, de lo seguro, de lo cómodo.

De lo que más extraño

Extraño las conversaciones profundas, extraño las miradas que te conocen y que te preguntan ese «cómo estás» que quiere saber en serio lo que estás pasando y como lo estás pasando. Extraño las bromas, las risas que también entiendo, extraño ese calorcito de estar entre amigos y sentirse en casa.

Un día de estos caí en la cuenta que acá no podría ver, al menos no en el invierno, creo, al sol cayendo en el horizonte, naranja y enorme.

Hoy cumplo un mes desde que salí de Guate, y quizá esta reflexión sobre las despedidas llega un poco tarde, pero quería darle el lugar que ha tenido para mi experimentar por primera vez las despedidas, el lugar que ha tenido cada persona y cada comunidad que me ha abrazado para que hoy pueda estar aquí.

Y solo quería también guardar estas fotos donde no se pierdan entre tanto, aquí donde puedo regresar, con la esperanza que al leerlo algún día pueda recordar este momento, con la nostalgia, la alegría y la gratitud que representa cada foto.

Despedida con jóvenes Cántico Nuevo, de la Iglesia Vida Nueva, en Patzún
Despedida con jóvenes Cántico Nuevo, de la Iglesia Vida Nueva, en Patzún, 18 de septiembre de 2023
No voy a olvidar las oraciones de envío de esta comunidad preciosa.
Con-cierto sueño, sábado 23 de septiembre, Casa Horeb, Iglesia Menonita
Después del concierto, gente maravillosa!

Muchas pequeñas despedidas, algunas inesperadas y otras en más de una ocasión.

El maravilloso equipo de Educando para la Vida después de una noche cultural.
Mi preciosa familia, hizo falta la Queletis, pero estaba ahí, de alguna manera también.

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